Recientemente tuvimos un problema en una empresa alimentaria cuando de repente en aquellos análisis rutinarios que se hacen para evaluar la presencia o ausencia de Staphylococcus Aureus en manos, dio positivo en 4 de los 7 trabajadores (manipuladores de alimentos) con los que esta empresa cuenta.
No es extraño que una vez cada cierto tiempo salga algún positivo en este parámetro, indicador de la falta de higiene y lavado adecuado de manos. Pero ya era cuestionable que 4 de los 7 trabajadores diera positivo.
Para resolver problemas de falta de higiene y del correcto lavado de manos, las acciones correctivas más adecuadas pasan por:
- Reforzar la formación al personal en el “correcto y profundo lavado de manos”, desde los codos hasta las uñas. No vamos a profundizar más aquí, porque de esto ya hay bastantes vídeos y monográficos. Pero algo que parece superficial es extremadamente importante y le debemos dar la importancia que se merece.
- Evaluar y/o cambiar la efectividad tanto del jabón de manos (Jabón con clorhexidina al 1 o 2%) como del desinfectante hidroalcohólico que estemos utilizando.
- Al igual que se evalúa lo anterior, lo mismo debemos hacer con el desinfectante de las superficies de trabajo, no olvidemos que esta bacteria también se trasmite por medio de las superficies.
- Hacer seguimiento para evaluar que todo lo anterior se lleva a cabo en las frecuencias y forma adecuadas.
Evidentemente dado un problema como planteado, la primera medida preventiva sería el correcto uso de guantes desechables por parte de todo el personal (no sólo de los que han dado positivo).
Ahora bien, el anterior caso que puede ser puntual y habitualmente con las medidas anteriormente planteadas debería verse corregido, torna ya a preocupante cuando después de varias repeticiones de los análisis, realizados incluso justo después del momento del lavado de manos, vuelve a dar positivo en 4 de los 7 trabajadores.
Todo apunta a que puede haber uno o varios casos de portadores positivos de Staphylococcus Aureus.
¿Qué hacer entonces?
En la teoría todos pensamos que con enviar al trabajador a su médico de cabecera para que le ponga en tratamiento frente al Staphylococcus es suficiente. Aquí nos encontramos con un problema puesto que los médicos de cabecera no suelen saber (ni tienen porqué) cómo tratar de manera eficaz un problema como este.
Es un médico preventivista el que conoce cómo actuar en casos así (normalmente para evitar contaminaciones hospitalarias). En el caso de ser una empresa alimentaria debería saberlo o investigarlo el propio personal sanitario de las mutuas.
Sin meternos en competencias de médicos, de nada sirve que se actúe sobre el paciente solo, si no se actúa a la vez en los puntos mencionados anteriormente como medidas correctivas. Todo es relevante para acabar o atenuar un problema como este.